Del Romance de los Tres Reinos:
“El Imperio por tiempo dividido será reunido, el Imperio por tiempo unido debe fragmentarse, y así será por todos los tiempos.”
China, a pesar de largos períodos de fragmentación, nunca enfrentó —hasta mediados del siglo XIX— una cultura dominante con un ejército de igual fuerza o un ejército asociado a una cultura equivalente a la china.
China se enfrentó a culturas inferiores con mejores ejércitos, por ejemplo, los mongoles (Yuan, 100 años) y los manchurianos (Qing, 300 años), pero nunca a una cultura con un ejército que hubiera podido borrar la cultura china.
Al igual que un ave fénix, la cultura china reaparece después de largos períodos de fragmentación que duraron hasta dos siglos y medio. En China siempre quedaron las semillas de su cultura que vuelven a germinar en la siguiente dinastía unificadora.

Ni siquiera en el período de Qin Shi Huang Di, que mandó matar a los mandarines y quemar los libros, se pudo eliminar la cultura china. O más recientemente, cuando Mao trató de borrar la cultura china. Las dinastías que lo siguieron, tras períodos de fragmentación, terminaron formalizando el confucianismo nacional.
Además de la falta de culturas dominantes con poder militar similar en su vecindario, China tenía desde la dinastía Han (202 a.C. – 220 d.C.) una estructura muy clara, mantenida por los escritos de Confucio y sus dichos. Este material terminó siendo la base de lo que podríamos considerar el libro sagrado y la constitución de China.
Los funcionarios gubernamentales (mandarines o ministros) en realidad eran académicos y funcionarios que no solo leían a Confucio y sus dichos, sino que también leían poesía y literatura clásica. Los candidatos estudiaban por varios años para poder aprobar exámenes a tres niveles: local, regional y nacional. Aprendían a leer y escribir desde temprano, y también pintaban y escribían en caligrafía muy elaborada.
Estos mandarines eran los ministros del Estado a todo nivel, jefes de los seis ministerios, y en general, administraban todo el país. Cuando naciones foráneas lograban vencer a un emperador chino en guerra, no era posible administrar el país sin usar a los mandarines.

La estabilidad cultural china en buena parte se debe a la estructura formal, que consistía en ministros/sabios que habían estudiado todo sobre Confucio y sus dichos.
Los mongoles (dinastía Yuan) y los manchurianos (Qing) fueron, prácticamente, la primera y la última dinastía imperial. En total, casi la mitad de la historia imperial china tuvo grupos externos que gobernaron con la ayuda de los mandarines.
En términos simples, los mandarines eran el verdadero “estado profundo” que mantuvo la cultura china por milenios.

Esto no quiere decir que China se haya mantenido unitaria: hubo muchos períodos de fragmentación; más bien, que después de fragmentarse, se reagrupaban bajo la misma estructura social, respetando jerarquías y orden social, empezando por el emperador.