La genialidad de Trump no reside en resolver problemas complejos, no tiene la capacidad, sino en una habilidad mucho más útil para un político demagogo: convencer a sus seguidores de que ha logrado sus objetivos, aunque la realidad demuestre lo contrario. La clave está en crear espectáculos que desvíen la atención de los resultados reales y pasar de uno a otro cada día.
Cuando en abril los mercados globales se desplomaron hasta un 20% por sus aranceles, los partidarios de Trump no vieron un fracaso económico. En cambio, argumentaron que los economistas no entendían el plan “genial” de Trump, que era como un juego de ajedrez tridimensional que solo él podía comprender. La verdad es que no puede jugar ni damas para niños.
Para ilustrar este punto sin ofender a sus seguidores, analicemos un incidente reciente: la operación con drones contra barcos de contrabando de drogas desde Venezuela. Incluso si aceptamos que todo lo que Trump dijo es cierto —que eran “narco-terroristas” y que la acción disuadirá a futuros traficantes—, la pregunta sigue siendo la misma: ¿se ha resuelto el problema de las drogas en Estados Unidos?
La respuesta es no. La evidencia de esto la encontramos en Colombia. Durante décadas, el ejército estadounidense colaboró para desmantelar los carteles de droga colombianos, pero eso no acabó con el consumo en EE.UU. Simplemente desplazó la producción y el tráfico a otros países como Bolivia, Guatemala y, sobre todo, México.
Así, eliminar a los narcotraficantes venezolanos, incluso si se hace de manera total, no detendrá el consumo ni las muertes por sobredosis en EE.UU. Aún así, Trump y sus seguidores afirman que el problema está resuelto. Su verdadera genialidad es haberlos convencido con un show mediático.
Esto es un patrón común: Trump presenta un problema, monta un espectáculo, declara que ha sido resuelto y pasa al siguiente tema. Lo extraordinario es que sus seguidores, incluso fuera de EE.UU., creen que la solución ha sido efectiva, a pesar de las pruebas en su contra.
Exactamente lo mismo sucede con crimen en ciudades como Washington DC, Los Ángeles, Chicago. Hay crimen, es difícil controlarlo, pero pasear soldados por las calles no hará nada para resolver el problema.
Trump es un genio productor cinematográfico, pero, como dijo el alcalde de Los Ángeles, debería solicitar una licencia para producir videos en las calles de las ciudades.
Francisco A. Delgado, PhD
Lima 18 de 2025