Transparencia, liquidez, y mejores resultados
La mayoría de los intermediarios financieros trabajan para bancos o empresas que ganan vendiendo productos: fondos de inversión, notas estructuradas, o paquetes con altos costos ocultos. El cliente rara vez se entera de cuánto paga realmente. En el Perú, esos costos pueden superar el 3% anual, reduciendo fuertemente los rendimientos.
El banquero tradicional no asesora: vende. Su incentivo es colocar los productos de su institución, no necesariamente los mejores para el cliente.
Existe, sin embargo, una forma más moderna y alineada con el interés del inversionista: la asesoría financiera independiente.
Es el modelo que usan las grandes fortunas en el mundo, a través de sus Family Offices. En este esquema, el asesor cobra de forma directa y transparente, normalmente un porcentaje sobre los activos administrados, sin comisiones ocultas ni conflictos de interés.
El objetivo es claro: que al cliente le vaya bien. Si la cartera crece, ambos ganan.
Por eso, las inversiones se concentran en instrumentos simples, eficientes y de bajo costo: ETF’s, bonos, acciones y cuentas de ahorro. Nada de productos opacos ni comisiones innecesarias.
Además, el dinero permanece siempre en la cuenta del cliente. El asesor no toca los fondos, solo orienta las decisiones de inversión y su seguimiento. Terminar la relación es tan fácil como decidirlo: sin contratos largos ni penalidades.
Este modelo, común en los países desarrollados y entre familias de alto patrimonio, comienza a expandirse en el Perú. Representa el futuro de la gestión patrimonial: independencia, transparencia y resultados medibles.
Lima, 7 de octubre del 2025
Francisco A. Delgado, PhD