El caso contra los bonos

Introducción y contexto

En una nota anterior sobre inflación, discutimos cómo los déficits fiscales crecientes en los países desarrollados generarían presiones inflacionarias significativas. Esta nota profundiza en ese análisis, pero enfocándose específicamente en las implicaciones para los inversores que buscan invertir en renta fija. Nuestro objetivo es claro: demostrar por qué los bonos de mediano y largo plazo representan una mala inversión en el entorno actual, y por qué solo los bonos de muy corto plazo merecen consideración.

La advertencia sobre intermediarios financieros

Antes de entrar en materia, es importante reiterar una recomendación fundamental: evitar los fondos de inversión ofrecidos por bancos e intermediarios financieros en el Perú. Existen alternativas superior a través de ETF’s que ofrecen la misma exposición con ventajas sustanciales: menores comisiones, mayor rentabilidad neta, menor riesgo y liquidez en dos días en lugar de los períodos de espera prolongados (a veces años) que caracterizan a los fondos tradicionales. Además, existe el riesgo latente de que los fondos bancarios no devuelvan tu capital en los términos originalmente prometidos. Finalmente, con asesores Uds. nunca tienen que esperar que les devuelvan su dinero, siempre lo tienen Uds. en sus propias cuentas.

El problema fundamental: deuda y descontrol fiscal

Los países desarrollados enfrentan un dilema estructural: acumulan deuda pública considerable sin la capacidad política de generar superávits fiscales que permitan reducirla. Esta combinación inevitable generará inflación. Cuando la inflación se materializa, como ocurrió dramáticamente en 2022, las autoridades monetarias responden elevando las tasas de interés de referencia. Este aumento en las tasas es lo que destruye el valor de los bonos existentes.

Un ejemplo concreto: el impacto real de la inflación en bonos

Para comprender la magnitud del problema, consideremos un escenario específico:

Supuestos iniciales:

  • Inversión: $100,000 en un bono corporativo
  • Plazo: 10 años con cupones anuales
  • Tasa de interés inicial: 5% (cupón anual de $5,000)
  • Evento: inflación aumenta 2 puntos porcentuales

Lo que sucede:

Inmediatamente tras el anuncio del incremento inflacionario, la tasa de interés requerida para este tipo de bono sube de 5% a 7%. Este cambio no es gradual; ocurre casi instantáneamente en los mercados. Como consecuencia automática, el precio del bono cae a $85,900, una pérdida de casi el 15%.

Esta caída es proporcional al plazo del bono: a mayor duración, mayor impacto. Un bono de 30 años sufriría una pérdida aún más catastrófica bajo el mismo escenario; un bono de 5 años tendrá una pérdida menor.

El problema de mantener el bono hasta el vencimiento:

Un inversor podría pensar: “Si espero 10 años, recuperaré mis $100,000 más los cupones”. Aparentemente lógico, pero incorrecto. Sí, recibirás $5,000 anuales y los $100,000 al final, pero el poder adquisitivo de esos flujos habrá disminuido significativamente:

  • Cada cupón anual de $5,000 valdrá 2% menos cada año en términos reales
  • Al vencimiento, los $100,000 tendrán un poder adquisitivo equivalente a solo $85,000 en dólares de hoy

Esto significa que has sufrido una pérdida de poder adquisitivo permanente e irreversible. No se trata de una caída temporal como en acciones, que se recuperan. Con bonos, la erosión es definitiva. Los ETF’s defensivos recuperaron su poder adquisitivo en un par de años.

Por qué los bonos son especialmente vulnerables

A diferencia de las acciones, que representan derechos sobre activos reales generadores de valor, los bonos son obligaciones de pago de dinero fijo. Cuando la inflación sube, el dinero fijo vale menos y no hay mecanismo de recuperación. Las empresas detrás de las acciones pueden aumentar precios y mantener márgenes; el bono permanece estancado.

La alternativa: ETF’s defensivos resistentes a la inflación

Existen vehículos de inversión que, aunque experimentarán caídas iniciales cuando se anuncia inflación, recuperarán su valor porque representan activos reales. Se trata de ETF’s especializados en sectores defensivos que son naturalmente inmunes a presiones inflacionarias:

Sectores recomendados:

  • XLV (Healthcare): Servicios de salud y farmacéuticos. La demanda es inelástica (la gente siempre necesita medicinas), y estas empresas transfieren fácilmente el incremento de costos a los pacientes y aseguradoras.
  • XLP (Consumer Staples): Consumo básico como alimentos, bebidas y artículos de primera necesidad. Son inelásticos en demanda y pueden subir precios sin perder volumen significativo.
  • XLU (Utilities): Servicios básicos como electricidad, agua y gas. Son monopolios regulados con poder de fijar precios y demanda altamente predecible.

Estos sectores funcionan como “bonos reales” porque ofrecen flujos de caja predecibles y relativamente estables, pero a diferencia de los bonos tradicionales, representan negocios que pueden aumentar sus precios con la inflación, preservando así tu poder adquisitivo a largo plazo. Estos ETF’s además pagan dividendos de alrededor de 3%.

Conclusión

En un entorno de inflación creciente impulsada por desequilibrios fiscales en economías desarrolladas, los bonos de mediano y largo plazo no son inversiones defensivas: son trampas que erosionan tu patrimonio. Mantén cualquier exposición de renta fija en bonos de muy corto plazo exclusivamente. Para obtener retornos reales (es decir, ajustados por inflación) con riesgo controlado, los ETF’s defensivos de sectores esenciales ofrecen la mejor alternativa: caídas temporales pero recuperación del poder adquisitivo, a diferencia de los bonos donde la pérdida es permanente.

Lima, octubre 20 del 2025
Francisco A. Delgado, PhD

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