El viernes 16 de mayo, Moody’s, una empresa de calificación crediticia, bajó la calidad crediticia de la deuda del Gobierno estadounidense. Aunque no lo parezca, esta es una buena noticia porque limitará aún más las políticas económicas no convencionales del Sr. Trump.
Considerando que esta fue la última de las tres calificadoras en bajar la calificación, al cierre del martes 20, la respuesta del mercado había sido moderada, ya que Moody’s estaba reaccionando a las minicrisis producidas por el Sr. Trump el 2 y 9 de abril. Estas crisis dejaron al dólar alrededor de un 10 % depreciado con respecto a las monedas de países desarrollados y cerca de un 5 % respecto a las de países emergentes.
Opino que es una buena noticia porque la caída de la calificación crediticia le dará argumentos a los congresistas republicanos para oponerse a las medidas presupuestales que ha propuesto el Sr. Trump. En mi nota del 15 de abril, primer episodio de Ronderos, opinaba que los administradores de fondos globales habían perdido su confianza en el dólar y en la deuda estadounidense; ahora tenemos agentes que validan esa apreciación, reduciendo la calidad crediticia de la deuda del Tesoro. Los fondos habían vendido bonos, lo que bajó precios y, por ende, subió las tasas de préstamo para el Gobierno estadounidense, que tiene que recurrir al mercado de deuda todos los meses.
Las políticas que causaron, en abril, la caída de confianza y el aumento de las tasas de préstamo del Tesoro fueron los aranceles sin base y cambiantes de hora a hora, y el intento de presionar al banco central estadounidense para que baje tasas con el fin de estimular la economía. Desde entonces, el Sr. Trump ha elegido reducir aranceles y dar meses de plazo para eliminarlos; nadie está negociando, todos los cambios los está realizando el Sr. Trump primero.
Digo que la reducción de la calificación crediticia de EE. UU. es una buena noticia porque representa una barrera más para estas políticas no convencionales; es una herramienta más para los ronderos, se trata de esposas para el Sr. Trump, que evidentemente necesita.
A pesar de que Moody’s comentó que lo hacía por el deterioro de la situación fiscal de EE. UU., esta situación no ha cambiado desde la calificación previa. El único deterioro adicional ha sido la segunda elección del Sr. Trump y sus políticas incoherentes en términos de aranceles y el banco central. El presupuesto no ha sido aprobado aún, y podrá mejorar gracias a la caída de la calificación; fue rechazado el lunes 19 y las discusiones continúan.
La combinación de la reacción del mercado el 2 y 9 de abril, y la reducción de la calificación crediticia el 16 de mayo, ayudarán a limitar las políticas económicas del Sr. Trump que, hasta ahora, han sido negativas para la economía y la bolsa. El crecimiento global y el retorno de la bolsa se vieron afectados negativamente cuando él se involucró, y positivamente cuando decidió retroceder en sus intenciones. ¡Buena noticia!
Esto no resta a la real preocupación que deberíamos tener por lo que mencionó Moody’s en su reporte: el deterioro de la situación fiscal de EE. UU. Todavía no hay efectos fiscales de las políticas del Sr. Trump, más allá de la reducción del crecimiento y la disminución de impuestos en una economía que crece menos. Todavía no se ha aprobado el presupuesto y no ha habido leyes fiscales. Esto quiere decir que la situación fiscal se debe a acciones de congresos y administraciones previas, incluyendo el primer período del Sr. Trump, que aumentó el déficit y la deuda por mayor gasto y reducción de impuestos.
Revisemos un poco la situación fiscal de EE. UU.: la situación fiscal de un país se refiere básicamente a dos variables, el déficit y la deuda. En términos generales, es muy simple entender los déficits y la deuda de los países; los déficits fiscales representan la diferencia entre los ingresos (impuestos que un país recauda) y los gastos de un gobierno en un año. Los detalles pueden ser complicados, pero los conceptos son muy simples. Cuando un gobierno gasta más de lo que recibe en impuestos, tiene un déficit. La deuda no es más que la acumulación de los déficits pasados más el déficit actual, porque los déficits se financian con deuda.
La afirmación de Moody’s sobre el deterioro de la situación fiscal de EE. UU. significa que Moody’s considera que la deuda es muy grande y seguirá creciendo por déficits crecientes también. La deuda estadounidense es del 122 %, es decir, 22 % más grande que el PIB y está creciendo, porque el déficit promedio ha sido del 4,9 % al año. Las cifras no podrían ser más claras. Los aranceles volátiles del Sr. Trump reducen el crecimiento de la economía y los ingresos fiscales y, por lo tanto, aumentan el déficit y la deuda; tampoco es muy complicado.
En la mañana del jueves 22 de mayo, la reacción del mercado fue negativa a la propuesta de la ley de presupuesto de EE. UU. porque reduce impuestos sin reducir suficientemente los gastos, aumentando déficits y, por lo tanto, la deuda. Además, aumenta la complejidad de los impuestos y permite una mayor posibilidad de evasión y fraude.
Tanto la bolsa como los bonos del Tesoro han caído debido a la presión que el Sr. Trump está ejerciendo sobre los congresistas republicanos. No hay negociación; el Sr. Trump les dice que la apoyen o se quedan sin carrera política porque les encuentra un opositor para las elecciones primarias. Estas amenazas son muy directas y los congresistas no tienen el coraje de oponerse a la presión. Realmente no tienen espina.
La reducción de la calificación crediticia de EE. UU. es una buena noticia porque hará menos probables las políticas económicas no convencionales del Sr. Trump, que causan déficits y aumentan la deuda. El proceso presupuestal es largo y complejo, y es necesario que el ejecutivo y ambas cámaras estén de acuerdo en el presupuesto final. Además, es necesario que los diferentes comités de ambas cámaras apoyen los detalles de gasto. La caída de la calidad crediticia y el aumento del costo de la deuda ayudarán a obtener un mejor presupuesto.
Francisco A. Delgado, PhD; Lima 22 de mayo de 2025.